Yin y Yang son conceptos relativos que describen dos facetas de la existencia, son dos lados de una misma moneda; opuestos complementarios.
El Yin Yoga es el complemento de otras practicas de yoga como Ashtanga, Vinyasa o Power yoga, por nombrar algunas. En este tipo de practicas se trabaja con los tejidos musculares, la sangre y la piel (Yang). El Yin Yoga, por su parte, se enfoca en el estímulo de los tejidos más profundos o tejidos conectivos del cuerpo, que son los que están alrededor de las articulaciones: los ligamentos y los tendones, además de la fascia y los huesos. Pero si queremos mantener, o recobrar, un estado óptimo de salud, debemos ejercitar absolutamente todos los tejidos de nuestro cuerpo (tanto los tejidos Yang como lo tejidos Yin).
Las formas originales del Hatha Yoga otorgaban la misma importancia a las actividades musculares fuertes (que se pueden caracterizar como prácticas Yang) y las actividades que abren los tejidos más profundos, como los ligamentos y las articulaciones (Yin). Lamentablemente hoy en día, esto se ha olvidado un poco.
En inglés la palabra salud (health) deriva de un término antiguo que significa completo o pleno (whole). El yoga restablece nuestra integridad natural: la plenitud equilibrada de nuestra naturaleza Yin y Yang. Yin Yoga es sinónimo de salud y vitalidad. En este tipo de practica el corazón y los demás órganos internos se fortalecen, la circulación de la energía se activa, se estimulan los meridianos y los chakras. Además, el Yin sirve para fortalecer nuestro sistema inmunológico y para aprender a vivir más alinearnos con nuestro planeta y nuestra espiritualidad, sobre todo en este momento histórico de gran transformación por el que todos estamos pasando, en el cual es necesario recalibrar la manera de vivir y recuperar el balance tanto interno como externo.
Una práctica de Yin Yoga aborda aspectos más sutiles, lo cual no quiere decir que sea sencilla o fácil. Es una práctica multinivel que se realiza de manera pausada, en la cual se permanece en las posturas (en el suelo) por un periodo de 5 minutos o más.
Así el esfuerzo interno, contrario al esfuerzo muscular que se realiza en otros tipos de yoga, activa la energía de forma directa y propicia su flujo hacia todos los órganos. Mediante Yin Yoga cultivamos la ecuanimidad y un estado mental en el que predomina la paz y la tranquilidad. Aquí, prestamos atención a las fluctuaciones de los pensamientos, luego los dejamos ir y regresamos al sonido y a la sensación de nuestra respiración.
De la misma manera, aquí se busca flexibilizar los tejidos más profundos del cuerpo, aquellos de los que no se ocupa una practica Yang. Dichos tejidos conforman la fascia. Fascia significa banda o empaque en latín. Es el tejido que conecta y soporta, nuestros músculos, órganos, huesos, tendones, ligamentos y otras estructuras. Es el que separa y conecta las partes del cuerpo equitativamente. Está compuesta por nervios y funciona como capa de protección y de conciencia corporal.
La fascia requiere atención especial, ya que muchos factores de la vida diaria, como las malas posturas, la tensión inducida por el estrés, la falta de movimiento, las lesiones y la deshidratación, causan adhesiones entre estos tejidos, limitando el rango de movimiento en los músculos (el 30 por ciento de lo que llamamos músculo es fascia) y articulaciones. Por eso, se requiere que además de nuestra practica de Vinyasa Flow (en la que se trabaja más la parte muscular) incorporemos la de yin yoga.
Durante una practica Yin se ejerce un estímulo directo a los tejidos conectivos que cuando cesa, hace que los tejidos se alargen y se fortalezcan más, incentivando al mismo tiempo el flujo de energía que entra y sale de los meridianos. Estos son canales a través de los cuales la energía se distribuye por todos los órganos. El recorrido que sigue la respiración consciente en las posturas Yin, hace que el líquido cristalino que compone el tejido conectivo se mueva y cree el impulso bio-eléctrico (energía) que se distribuye a nivel interno y externo del organismo. El Yin Yoga también puede verse como una manera diferente de profundizar en la mente, en nuestro estado interior y sirve para entrar en instantes meditativos durante y después de las posturas.
Cuando estamos en quietud, la mente no se distrae con fenómenos externos sino que ingresa en el interior del cuerpo y así es posible entrar en ¨el aquí y el ahora¨; entonces surge la meditación. Así llegamos al significado real de la practica de yoga, que es la unción o unión del cuerpo, corazón y mente; y en última instancia, alcanzar el estado consciencia suprema o autoconocimiento.
Por último, es necesario recalcar que, como afirma Bernie Clark en su libro YinSights: A Journey into the Philosophy and Practice of Yin Yoga, en cuanto a las prácticas Yin vs. las Yang, no se trata de que unas sean mejores que las otras, simplemente son diferentes, complementarias. ¨Sentarse en meditación durante periodos largos de tiempo, requiere un cuerpo que esté abierto y sea fuerte. Esta apertura, especialmente en la zona de la cadera y en la parte baja de la espalda, se desarrolla mediante una practica de Yin dedicada¨.
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Es recomendable hacer la práctica de Yin Yoga:
-Cuando los músculos estén fríos (para que estos no resten estrés a los tejidos más profundos)
-Por la mañana (temprano cuando los músculos están fríos)
-Por la noche, antes de dormir (para calmar la mente)
-Antes de una práctica de Yang activa (antes de que los músculos estén demasiado calientes)
-En primavera o verano (para equilibrar estas épocas más yang del año)
-Cuando la vida se vuelva demasiado ajetreada (para equilibrar las energías yang de nuestra vida)
-Tras un viaje largo (viajar es una actividad muy yang, aunque estemos sentados mucho tiempo)
-Durante el ciclo menstrual de la mujer (para conservar energía)
Pero claro está, que se debe escuchar al cuerpo, él mismo nos dará la respuesta a la pregunta más importante: ¿Es este el momento para realizar una práctica yin o yang?
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From Another Point Of View. Yoga y sonido 