¿Meditar con música?

“La música es sonido organizado.” 

 ~Edgard Varèse 

Sin duda alguna, se sabe que el sonido nos afecta a nivel emocional y mental, pero no tanto el hecho de que también nos afecta físicamente. El sonido es capaz de alcanzar hasta las capas más profundas del cuerpo y de resonar en cada célula y molécula de nuestro ser. Por eso es que combinar la meditación con prácticas musicales es una manera efectiva de sincronizarse con la respiración y con ello, mediante la práctica constante, se logra alcanzar un estado más elevado de consciencia.  

Ya que es una forma de energía, el sonido se experimenta en el plano físico como energía audible. El sonido como medicina energética surge al crearse un puente entre la intención y la manifestación física del mismo. 

Esta fuerza creativa e inteligente no solo sirve para que el cerebro entre en el estado de consciencia de las ondas Alfa (entre 8 y 13 Hercios), en el cual la concentración, la calma y la creatividad se llevan a cabo, y que ocurre durante períodos de descanso, relajación y meditación; sino que incluso puede conducir a un estado más profundo, cercano al Theta (entre 4 y 7 Hercios), que es el estado de relajación profunda, en el que se pueden generar visiones o imágenes eidéticas. Las frecuencias sonoras específicas de los cuencos tibetanos o los de cristal pueden conducir a dicho estado. 

Gran parte de mi investigación en los últimos años ha sido acerca de cómo utilizar el sonido para lograr enfoque, relajación y creatividad, y de esa manera transformar estados de consciencia a través del poder del sonido. En esencia, me ha interesado dar a conocer la importancia de la música, el sonido y las vibraciones para lograr coherencia entre el corazón y la mente. Asimismo, utilizar la música para calmar a la mente analítica de los pensamientos fluctuantes, para que estos no bloqueen el campo energético interno y pueda lograrse una conexión con el espíritu.

He podido constatar, por medio de talleres impartidos y por experiencia propia, que combinando música, sonidos y las vibraciones generadas por cuencos y otros instrumentos, se puede enriquecer el maravilloso viaje hacia adentro e incluso sanar, ya que ¨el sonido es un nutriente energético que estimula y mejora todo el sistema energético interno¨. (Joshua Goldman y Alec W. Smith, ¨Sound Healing for Beginners. Using Vibrations to Harmonize Your Health and Wellness¨)

Ya que la mayoría de nosotros somos seres visuales por naturaleza, el hecho de llevar la atención plena al mundo del sonido es suficiente para que este pueda inducir estados diferentes de consciencia. 

Ahora bien, es necesario comprender que todo en el universo se encuentra en un estado de vibración constante. Todo lo que está en movimiento vibra y por lo tanto crea sonido, incluyendo nuestro cuerpo; cada órgano, hueso y tejido vibra en una frecuencia particular. Cuando hay algún desbalance se manifiestan enfermedades,  lo que significa que partes del cuerpo vibran fuera de sus frecuencia naturales. 

Uno de los principios de utilizar la música como herramienta de terapia es que es posible regresar esas vibraciones disonantes a sus frecuencias naturales o normales mediante el sonido, restaurando así la armonía total. 

Es por ello que se hace importante ¨re-aprender a escuchar¨. La intención o la escucha atenta es una llave para la meditación. Al adentrarnos con profundidad en esta práctica y redefinir nuestra actitud frente a la escucha, comprendemos que la música nos conecta mucho más con nosotros mismos y con los demás.

̈Hay una sinfonía dentro de nosotros, en el latido del corazón, en la respiración y en el suspiro. La música es un lenguaje universal, atraviesa todas las culturas y nos habla. La música desarrolla y amplía la creatividad¨.

~Barry Goldstein

Sugerencias para meditar con música:

  1. Encuentra un lugar tranquilo y sin distracciones.
  2. Adopta una postura cómoda.
  3. Baja la intensidad de la luz.
  4. Utiliza audífonos.
  5. Cierra los ojos e imagina un lugar en la naturaleza.
  6. Toma una inhalación profunda, seguida de una exhalación larga.
  7. Continúa con la respiración lenta y sutil mientras escuchas los sonidos del ambiente.
  8. Al comenzar a escuchar la música seleccionada, sigue cada sonido independiente e identifica cada instrumento y / o sensaciones.
  9. Deja que la música y los sonidos del ambiente se fundan.
  10. Si te distrae algún pensamiento, regresa la atención a la respiración y a la música (recuerda que la meditación se está practicando aunque los pensamientos entren a la mente en una primera instancia, luego éstos van quedando a un lado)
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