La Historia del MOSTRO

Waves

¨Los sonidos, de una manera muy hermosa, no tienen ni pasado ni futuro, siempre van a estar¨. 

~Daniel Gómez.

Entre cables de diferentes colores, placas de metal, circuitos, resistencias, condensadores, potenciómetros y perillas, se escucha un sonido cálido y particular, producto de la oscilación rápida de dos ondas simples. A partir de esa vibración mágica entre las dos señales, nace un ente poderoso. El ligero silbido de una onda adquiere complejidad al unirse con su par; ha comenzado a producir sonidos limpios, precisos y continuos, nunca antes escuchados en la naturaleza. Con una polifonía sutil, invita al ser humano a hacerse consciente de sus sonidos y a descubrir su música en ese acto de escucha atenta.

Esa criatura se llama MOSTRO y su primera chispa se gestó la noche de un miércoles del 2010 en la ciudad de Medellín. Daniel Gómez y Rafael Vega se encontraban en medio de improvisaciones musicales. Durante esas sesiones tocaban guitarra y usaban sintetizadores experimentales. Pero esa vez fue diferente, al terminar el jamming a la una de la madrugada, se sentaron a conversar con una cerveza entre las manos, se dieron cuenta de que la música había resultado maravillosa. Los sonidos provenientes de los sintetizadores había despertado algo en ellos. En sincronía fijaron la mirada en los aparatos y de inmediato supieron lo que tenían que hacer. Una empresa de sintetizadores, dijeron. Outer Space Sounds.

Thunderbolt

En ese momento la vida de ambos creadores se encontraba en un punto de convergencia. Rafael había trabajado en desarrollo de arte digital en Estados Unidos con algunas empresas de medios digitales y pudo ser uno de los pioneros en desarrollo de apps para smartphones y reproductores de música. Daniel, por su parte, se encontraba trabajando en Cali, estaba dedicado a la síntesis de audio, hacía distintos tipos de software para música y sintetizadores. Al mismo tiempo llevaba a cabo su investigación personal relacionada con el timbre, además de estudiarlo como fenómeno acústico, estaba concentrado en cómo desarrollarlo para producir cambios de sonido.

Primero surgió el nombre Outer Space Sounds y los planes a futuro, tenían muchas ideas y pensaron en muchos prototipos, pero en ese momento no llegaron a decidirse por un aparato en particular. Sería tiempo después que los sonidos del más allá surgieran del magnífico invento.

Al viajar a Stanford y conocer a varios genios de la tecnología y del sonido como John Chowning, el creador de la síntesis FM, se inspiraron aún más. Tuvieron muchas conversaciones sobre música experimental y todo lo relacionado con el sonido, pero lo más interesante para ellos fue la manera como esos maestros abordaban los temas y compartían sus conocimientos. Un hecho que no habían percibido antes en Colombia. Aquel ambiente calmado y fuera de egocentrismo, les dio el impulso para continuar con la iniciativa de mezclar arte, estética, tecnología y sonido en la empresa.

Thunderbolt

Barcelona, 2014. Daniel estaba estudiando su doctorado, pero durante el tiempo transcurrido, él y Rafael no dejaron de comunicarse para planificar. Así continuaron trabajando a distancia. En el mes de diciembre del 2015, Rafael viajó a Barcelona por tres meses y ambos estuvieron todo ese tiempo compartiendo ideas e investigando. Un día tuvieron una revelación, se concentrarían sólo en un aparato para comenzar, crearían un sintetizador FM. Primero se concentraron en estudiar el algoritmo de síntesis FM y los pasos a seguir. Luego mandaron a hacer las placas para instalar los circuitos, soldaron cada una de las resistencias, condensadores, potenciómetros, botones y demás materiales con sus propias manos. Una sensación de extrema alegría los invadió cuando vieron que la pequeña caja funcionaba tal como se lo habían imaginado; esa fue la primera victoria de muchas más que vendrían. Habían creado un MOSTRO. Así nació el primero de todos, con un diseño muy simple pero hermoso, y con un sonido que podía transportar a cualquiera a galaxias desconocidas.

new

Lo interesante de ese pequeño ser que llego al mundo en el 2015, es que con él se pueden producir sonidos distintos, que con otros tipos de sintetizadores no se pueden lograr. Apareció como una herramienta diferente e innovadora, como podría ser un pincel o un color diferente para un artista plástico. Ahora bien, el MOSTRO es un sintetizador FM (Modulador de Frecuencias), pero a diferencia de los primeros sintetizadores FM, o primeros generadores de onda, éste es amigable para el usuario porque no presenta las dificultades de manejo que tenían los anteriores. Veamos porqué. Primero que todo, la síntesis FM puede entenderse pensando en señales. La manera más simple de hacerlo es mediante un oscilador, es decir una cosa que va y viene perpetuamente, algo que tiene un centro que se aleja y luego regresa. Un ejemplo sencillo es un péndulo que nunca para sino que sigue una oscilación continua. Si se pudiera graficar ese péndulo en el tiempo, se vería una onda senoidal, que es una onda muy redonda que va de arriba abajo, muy sinuosa, muy simple matemática y sonoramente. Esta produce un sonido similar a un silbido. Los sonidos puros que se dan en este tipo de ondas como la senoidal son escasos. Una onda senoidal tiene varias propiedades, una de ellas es la frecuencia. La frecuencia significa qué tan agudo o qué tan grave es el sonido. Puede hacerse un cambio de agudo a grave en una onda senoidal, y de la misma manera, cuando se hacen cambios de frecuencia rápidamente con una onda simple, se generan sonidos complejos. Eso fue lo que descubrió John Chowning; a partir de vibraciones muy rápidas, algo sencillo puede transformarse en complejo como por arte de magia. Así, la oscilación veloz de dos ondas sencillas crea sonidos que, sorprendentemente, superan en complejidad lo que pudieran crear estas dos ondas si fueran sumadas. Esa es la síntesis FM.

Es necesario remontarse a finales de los años sesenta, cuando aparecieron los primeros sintetizadores Moog y Buchla, para entender mejor el gran potencial del MOSTRO. La aplicación de esos tipos síntesis llegó a finales de los setenta. En los ochentas lanzaron los primeros sintetizadores FM. La síntesis FM tenía varias características especiales. Primero, era una síntesis polifónica, es decir que podía hacer acordes, antes de esto para hacer acordes se necesitaban unos racks gigantes. Con la gama de sintetizadores FM que lanzó Yamaha se podía tocar acordes, se podía hacer polifonía. Segundo, esos sintetizadores eran digitales. La síntesis FM es por excelencia digital porque los osciladores análogos se desafinan con la temperatura, sobre todo los de esa época ya que sus componentes todavía estaban en proceso. Además la síntesis FM requiere de una afinación muy precisa, por eso no se hizo análoga sino digital. Tercero, otra particularidad de esos sintetizadores era que la manera de trabajar la síntesis FM era con presets, se tenía acceso a los parámetros pero no existían perillas para moverlos, había que ingresar a un menú y mover unas flechas de arriba abajo y de abajo arriba. Eso hacia que la gente no programara, no variara ni modulara los sonidos. Sin embargo, el modelo YAMAHA DX7 se volvió muy popular, quizás haya sido el sintetizador más vendido de la historia. Ya que todos los músicos estaban produciendo con ese sintetizador y no cambiaban los sonidos, de un momento a otro nadie los volvió a utilizar y se llegó a pensar que la síntesis FM había muerto.

Con el diseño del MOSTRO, hay un retorno a la síntesis FM, pero ya no manejada con presets, ahora es un sintetizador continuo. Con éste se puede tener el control de todos los parámetros de la síntesis FM y se puede afinar de una manera precisa, estable y sobre todo al gusto de cada persona. De esta manera, con la reinterpretación de la síntesis FM, sus creadores han logrado establecer un puente con aquellos que ya saben manejar sintetizadores pero que no saben manipular este tipo de síntesis.

mostrooss

La filosofía de Outer Space Sounds está basada en la amistad y curiosidad de ambos creadores. Como ingenieros y músicos, han compartido muchas experiencias. Son personas persistentes, a quienes les encanta pensar en ondas, en matemáticas, en señales, en abstracción, en teorías donde se mezcla percepción, cognición, sonido y arte. El fundamento es la búsqueda estética, filosófica y tecnológica.

Por el momento, ya se vendió la primera serie de MOSTROS. Ahora están en proceso de terminar una segunda. Outer Space Sounds seguirá evolucionando por su gran determinación, la cuál conduce a la búsqueda constante de otras posibilidades sonoras. El MOSTRO es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando se sale un poco de la caja, de lo convencional. Se trata de una investigación honesta sobre el sonido que ofrece múltiples opciones para la creatividad sonora. En un futuro no muy lejano, el MOSTRO será un sintetizador muy completo, más de lo que es ahora. Estará a la disposición de todas personas que quieran explorar la síntesis FM y, con seguridad, mucha gente hará música sólo con él.

MOSTRO

El pequeño MOSTRO cuenta con una polifonía de 4 voces, LFO, Sub Oscilador, un Delay y un Glide, además de potenciómetros para el control de sus parámetros.

https://www.facebook.com/outerspacesounds/

https://www.instagram.com/outerspacesounds/

https://outerspacesounds.com

¨Hoy en día, ir al espacio significa entrar profundamente en el ritmo. Lejos de abandonar el ritmo, el productor futurista es el científico que ahonda en la grieta, es quien cruza el umbral del tambor humano con el fin de investigar las hiperdimensiones del Breakbeat desmaterializado¨. Kodwo Eshun

Outer-Space-Souds-Logo

 

Anuncio publicitario

Polifotonía en el Mamm Medellín

“Todo lo visible se aferra a lo invisible, lo audible a lo inaudible, lo tangible a lo intangible; quizás lo pensable a lo impensable”.

~Novalis

Artículo publicado en el El Mundo

aebf1-polifotonia-en-lab3

Objetos escultóricos vibracionales. Híbridos que cruzan los límites entre ciencia, arte y tecnología, que manejan ritmos, formas, texturas, densidades y frecuencias no audibles. Una instalación que presenta luz, colores, vibraciones y longitudes de onda, como una obra de arte concebidas musicalmente, mezclando rigurosidad con refinamiento estético.

Así la escultora de sonido Alba Fernanda Triana establece un puente entre lo auditivo y lo visual, al interesarse en los elementos intangibles e indagar en lo que no puede ser percibido. La instalación, Polifotonía, expuesta en el Laboratorio de experimentación sonora (Lab3) del Museo de Arte Moderno de Medellín (Mamm) a partir del próximo 5 de diciembre de 2018, consiste en tres esculturas que evocan instrumentos musicales, compuestas por ondas que se despliegan en múltiples voces de luz. Este trabajo ofrece una manera diferente de percibir el sonido, por medio de componentes visuales y vibracionales como vía para establecer un diálogo entre los espectadores y el espacio. El título Polifotonía hace referencia al término musical polifonía (múltiples voces) y foto, el prefijo que alude a la luz.

La artista explora poéticamente los patrones naturales y característicos de las vibraciones, mostrando las propiedades físicas de los objetos en tres esculturas. Cada una de ellas integra una cuerda, un afinador y un parlante. A través del parlante, una señal de audio excita la cuerda, haciendo que esta adopte la forma de una onda sonora simétrica y visible, formada por dos antinodos ovalados. Como en una suerte de lienzo, se refleja una luz que al densificarse gradualmente incorpora nuevas voces. De esta manera, se efectúa un proceso de interacción e interferencia entre las ondas luminosas que se repite cada 23 minutos. Las diferentes frecuencias de una misma pieza se sincronizan periódicamente en grupos o en tutti.

Aunque no se escuchen los sonidos, existe un movimiento musical descrito por cada escultura, precisamente en la amplificación de las vibraciones de onda. Todos los cuerpos físicos vibran y los colores no son sino la manera en que el ojo percibe diferentes frecuencias o longitudes de onda. El color de los objetos proviene de la manera en que absorben o transmiten la luz, obstruyen ciertas frecuencias y dejan pasar otras. Aisladas y tratadas de manera independiente, las ondas vibratorias de las esculturas en Polifotonía producen cierta coloración como respuesta a la luminosidad.

Con esta instalación se redefine el concepto tradicional y contemporáneo de lo sonoro, de modo que el Lab3 del Mamm se convierte en un laboratorio donde convergen distintas disciplinas. Música, luz, color y movimiento se funden en una indagación poética de las vibraciones provenientes de nuestra naturaleza. Al explorar la manera en cómo las ondas inaudibles son perceptibles para los sentidos humanos, la obra nos recuerda que tanto el sonido como la ausencia del mismo ha sido fuente de inspiración de muchos artistas a lo largo del siglo XX y estos constituyen algunos de los precedentes de la obra de Triana. 4’33”(1952) de John Cage, una pieza en la que el músico se sentó frente a un piano durante cuatro minutos y treinta y tres segundos sin hacerlo sonar, constituye una de las primeras evidencias de que el sonido puede encontrarse en cualquier parte, incluso en el silencio. Symphonie Monoton-Silence (1957) de Yves Klein, cuyo segundo movimiento consistía en veinte minutos de silencio, era la equivalencia sonora de las pinturas monocromas del artista. Zen for Record (1966) de Ken Friedman, una grabación en blanco en homenaje a Zen for Film (1964) de Nam June Paik, consistía en una película de 16mm que solo mostraba una pantalla blanca con rasgados y titileos ocasionales. Cage utilizó el silencio como parte de sus composiciones musicales y Paik utilizó la ausencia de imagen como obra de arte. En ambas se evidencia una especie de sensibilidad Zen, que incentivaba la introspección meditativa. Con Polifotonía (2018) de Alba Fernanda Triana, se parte de la luz y el movimiento vibracional para que el espectador pueda extraer de los sonidos internos, generando así una experiencia introspectiva.

Alba-Fernanda-Triana

En este trabajo advertimos que la ausencia de algo indica también la presencia de otros elementos, los cuales sirven para construir un camino entre el mundo exterior fenoménico y el interior del espíritu. Polifotonía apunta a la creación artística en otro ámbito, en el que las vibraciones sonoras silenciosas permiten expandir el concepto de tiempo y espacio como un continuum vital, pues estamos vinculados al espacio en la medida en que las vibraciones de las esculturas se expanden alrededor de la sala e interactúan con nosotros. Se trata entonces de un planteamiento poético más que musical.

Al mismo tiempo, el silencio puede interpretarse como una especie de vacío existente en el espacio, y es un elemento necesario para que otros sonidos se hablen entre sí, aquellos que no percibimos. Al entrar en la sala de experimentación sonora podemos apreciar la integración del silencio y los elementos visuales, junto a un fenómeno acústico inherente al espacio-tiempo. Una atmósfera capaz de desatar las propias experiencias internas partiendo de los movimientos de las ondas. La instalación da cuenta de cómo todas las vibraciones, aun las inaudibles, generan experiencias que desarrollan una conexión más precisa con el mundo y que resuenan con el alma humana. Dedicarse a la contemplación de esta obra y experimentar con el espacio compuesto por luz y vibraciones, significa estar de acuerdo con John Keats de que ¨las melodías escuchadas son dulces, pero aquéllas no escuchadas son aún más dulces¨.

La exposición estará abierta desde el 5 de diciembre de 2018 hasta el 17 de febrero del 2019.

Todo es Hercio

Un recorrido por la exposición temporal “Rarae Aves” de Alejandro Duque.

¨Take a walk at night. Walk so silently that the bottoms of your feet become ears.¨

~Pauline Oliveros

Publicado en el El Mundo

Lab3_web2-01

La lluvia, el viento, el canto de los pájaros, el ladrido de los perros, el ronroneo del transporte público, las sirenas, las palabras de los vendedores ambulantes, el repicar de los teléfonos celulares, conforman el paisaje sonoro del acontecer diario. Pero, ¿qué pasa con los fenómenos que son inaudibles? Como seres humanos, no tenemos la capacidad para percibir otros sonidos que forman parte de la existencia en este planeta. Este es el caso de los sonidos de las ondas electromagnéticas que se producen a partir de actividades atmosféricas de naturaleza extraña. Escucharlos puede brindarnos otra forma -radicalmente distinta- de comprender el mundo. Al mismo tiempo, estos pueden conducirnos a una reflexión profunda acerca de los prodigios del mundo físico, que nuestra percepción limitada y unida al ajetreo de la cotidianidad, hace imposible aprehender.

La exhibición Rarae Aves, que actualmente se presenta en el Lab3 del Museo de Arte Moderno de Medellín, nos brinda la posibilidad de hacernos conscientes de un patrón existente en la naturaleza, como lo es el de la radio natural. La instalación está compuesta por antenas ubicadas en el espacio de audición (Lab3) y la terraza del Museo. Estas captan, manipulan ondas y campos electromagnéticos a partir de la interacción con las señales de aparatos móviles, satélites y radio. Se trata de una propuesta audaz del artista Alejandro Duque, quien trabaja con el arte de “los nuevos e inestables” medios, en la que investiga acerca de la energía en expansión presente en la sonosfera.

Pauline Oliveros empleó la palabra sonosfera por primera vez a finales de la década de los sesenta. Oliveros, una de las figuras centrales en el desarrollo de la música electrónica y experimental, definió así a la atmósfera compuesta por diferentes ondas que emanan desde el centro de la tierra; ondas formadas por varios tipos de descargas como las de la energía magnética, eléctrica, electromagnética y cuántica, incluyendo también las de la energía acústica.

Con esta instalación, el artista intenta expandir el concepto de Oliveros, pero partiendo de una naturaleza sonora que va más allá de lo acústico, cuyo objetivo es hacer audible lo inaudible a través de mediaciones tecnológicas. Sin embargo, esta propuesta no debe entenderse como una búsqueda científica, se trata de una muy individual, en la que el artista encuentra un lugar de ruptura con la manera habitual de pensamiento, promoviendo de esta manera la experimentación introspectiva. Si nos sentamos en el medio de la sala, con los los ojos cerrados y en una postura erguida, nos damos cuenta de que nuestra columna también funciona como una antena que conecta la energía de la tierra con la de la atmósfera. Nuestro cerebro penetra en las ondas más profundas de cada una de las capas que conforman los sonidos e identifica así una melodía agradable, por detrás de lo que podría parecer un “ruido ordinario”.

Dado que el laboratorio de experimentación sonora (Lab3) cuenta con las condiciones físicas que permiten que los visitantes entren en un estado de quietud, favorable para la inmersión profunda en los sonidos, el oído se acostumbra con mayor facilidad a las frecuencias de las ondas electromagnéticas de esta instalación, más que en cualquier otro lugar. El Lab3 cuenta con un sistema de insonorización adecuado para ese propósito, con paneles de acondicionamiento acústico y varios sistemas de sonido que se ubican estratégicamente en los alrededores.

Para esta propuesta el espacio expositivo se ha adaptado con un sistema de espacialización sonora (múltiples altavoces), sistemas de visualización del espectro y algunos aparatos como receptores VLF (very low frequency), los cuales producen ondas muy largas y monitorean los fenómenos de la ionosfera. Hay antenas y una caja de aluminio (caja de Faraday) dispuesta en el centro, que bloquea el campo magnético externo y protege a un pequeño cactus de las descargas eléctricas. Las ondas electromagnéticas captadas por las antenas, y que en principio son imperceptibles para los seres humanos, son manipuladas en un computador y a través de aparatos para el procesamiento de señales. Así se escucha la actividad de la atmósfera. El resultado es coro aural (una especie de ruido blanco o ruido de estática).

Así como un ornitólogo pocas veces puede ver a las aves, por lo que debe recurrir al registro de los cantos trazados en un espectrograma; nosotros, los visitantes privilegiados, podemos recurrir al paisaje sonoro inaudible e invisible presente en la naturaleza por medio de esta instalación. Sin duda alguna, para cada persona será una experiencia única e intransferible si se dispone a enfrentarse con lo raro y fuera de lo común.

Esta es una invitación a reflexionar a través de una estética sonora, de los campos y de las magnitudes de onda, sobre nuestra realidad como seres humanos. En este espacio podemos formar parte de la experiencia del propio artista y quizás llevar la exploración de lo inaudible un paso más allá, al abrirnos a la posibilidad de escuchar con otras partes del cuerpo, tal vez a partir de la vibración que se siente en las palmas de las manos, o en la corteza cerebral, una vez que se ha permanecido en el lugar por más de cinco minutos; y, ¿por qué no? dar pie a nuestro propio análisis acerca de una nueva forma de estar en el mundo.

El Lab3, inaugurado a finales del 2014, es un espacio único en el país para este tipo de prácticas creativas, que apuestan por las artes electrónicas y el sonido como elemento primordial. Con Rarae Aves se demuestra una vez más que el reto a nivel curatorial e investigativo de este laboratorio de experimentación sonora, se está logrando de manera exitosa.

Bioarte en el MAMM

Micro-Ritmos, instalación sonora del colectivo mexicano Interspecifics  conformado por Leslie García y Paloma López (Lab3, Museo de Arte Moderno de Medellín). 
Artículo publicado en el El Mundo 
bioarte
Los seres humanos poseemos limitaciones a nivel sensorial; no tenemos la capacidad de aproximarnos a la realidad más allá de lo que capta nuestra visión, nuestros oídos y demás sentidos. Pero estos últimos pueden expandirse  a partir de la tecnología,  el arte y las variaciones vibratorias de electrones y protones, producidas por la energía interna de la naturaleza. Esta se aloja en todas las formas de vida y su movimiento vibratorio tiene un potencial sonoro. Las bacterias, como primeras manifestaciones de vida en la tierra, son microorganismos que contienen vibraciones particulares, por lo que representan una dimensión de la realidad con la que podemos interactuar a través del sonido. La obra Micro-ritmos, se detiene en aquello que el hombre no ve, en los detalles de la naturaleza que no son perceptibles. Las artistas mexicanas han dispuesto en el LAB3 –la sala de experimentación sonora del Museo de Arte Moderno–, a manera de Ready-made,  un ecosistema tecnológico compuesto de  celdas bacterianas, muestras de tierras contaminadas de varios lugares de Medellín, un sistema octafónico de sonido, diferentes sintetizadores digitales, RaspberryPi, Arduinos y  lámparas alógenas de luz blanca sobre trípodes, con el objetivo de traducir el movimiento de las bacterias en movimientos lumínicos y sonidos.
Se trata de una instalación que muestra el proceso de comunicación entre microorganismo, máquina y ser humano. El movimiento de las bacterias es traducido a pequeñas corrientes de energía eléctrica, la cual  determina los patrones de  movimiento de las lámparas y estos, a su vez son leídos por software de análisis visual que los convierte en sonido.
Tan solo unos minutos en la sala son  suficientes para detectar, a partir de las cadencias y movimientos lumínicos, la existencia de esa ¨otra realidad¨ en la que conviven seres diminutos. Sin embargo, permanecer más tiempo en la sala es una oportunidad de captar lo sublime de la experiencia sonora. Es así como la obra nos invita a reflexionar sobre la manera de relacionamos con nuestro entorno y comprenderlo. La pieza, basada enteramente en la actividad biológica de los microorganismos, es capaz de hacernos conscientes de los diversos modos de vida, al mismo tiempo que cuestiona nuestro comportamiento al enfrentarnos con la otredad. Por lo tanto, nos invita  a ser más sensibles y a reconocer que otras formas de existencia son fundamentales para comprender la nuestra. Este trabajo es una forma de aproximación artística, científica, tecnológica y filosófica a la realidad; una práctica medial contemporánea donde la energía de otros entes se vuelve visible y audible. Visitar la exhibición es fundirse dentro de un universo sonoro y experimentar con la armonía que se genera a partir de las vibraciones. Enfrentarnos a esta obra significa la apertura de la conciencia a través del lenguaje colectivo de los sonidos.

Arte Sonoro

Laboratorio de Experimentación Sonora (Lab3) del Museo de Arte Contemporáneo de Medellín (MAMM)

Aunque el Lab3 es el resultado del trabajo de mucha gente en el MAMM, Jorge Barco ha liderado la iniciativa desde un comienzo, dedicándose a la observación y al análisis acerca de lo que ha venido sucediendo alrededor del arte sonoro en el mundo. Él fue quien se ocupó de la indagación acerca de los lugares que tenían espacios similares, para poder llevar a cabo la construcción de una plataforma de ideas en el recinto del museo, cuyas posibilidades de acercamiento al público fueran mayores y en el cual se concediera una apertura a las perspectivas de los jóvenes artistas de la ciudad. Actualmente, el Lab3 se encuentra en la novena de sus exposiciones, para las cuales siempre se programan actos en vivo, conferencias, talleres y conciertos; de esta manera, se ha ido sustentando el camino del arte sonoro y las artes electrónicas en Colombia.

lab3

El Lab3 fue inaugurado a finales del 2015. Nace un espacio único en el país para el tipo de prácticas creativas que apuestan por el sonido como elemento primordial y que proponen la confluencia entre arte, ciencia, tecnología y sociedad. Este cuenta con las condiciones físicas que permiten a los visitantes entrar en un estado de quietud, favorable para la inmersión profunda en los sonidos y el contacto con nociones como las de ecología acústica, escucha profunda, cartografías sonoras, paisaje sonoro, electroacústica, poesía sonora, radio arte,  computer music, noise, circuit bending, tecnologías mestizas, cultura hacker, paisaje electromagnético, sonosfera y un amplio listado de prácticas y conceptos que se han tratado en cada una de las exposiciones realizadas hasta el momento.

Por consiguiente se puede trazar una ruta entre ellas. Aunque todas tienen el sonido como base, abarcan líneas de investigación mucho más amplias por lo que quizás no deberían denominarse ¨arte sonoro¨ solamente. Estas indagaciones comprenden desde el paisaje sonoro y la rectificación de la escucha, al análisis de las capas culturales de ruido, la artificialidad humana, pasando por el campo de la naturaleza e investigación sobre bioarte, con todo un capítulo para temas de composición y creación sonora a través del uso de tecnologías como música electroacústica y medios digitales.

lab-3-mamm

Así, Territorio Táctil fue una reflexión sobre la idea de interfaz, que mostraba un análisis sobre los ámbitos de representación que le plantea al ser humano la cartografía. Esta obra recreaba un espacio para el disfrute y la escucha atenta, partiendo de una interfaz táctil que respondía al roce de las manos y un lienzo convertido en membrana sensible al tacto.

Jagüey fue una instalación sonora que tomó como referencia los jagüeyes naturales de la Guajira; invitaba a explorar las posibilidades de sentir el sonido con los huesos, la piel y los fluidos internos, al tiempo que proponía un encuentro de voces, cantos y sonidos del territorio, e invitaba a reflexionar sobre la catástrofe ambiental desde la perspectiva de las memorias de los paisajes sonoros en extinción.

Micro-ritmos fue un un proyecto inscrito en el campo del bioarte, que acudía a las metodologías propias del formato de laboratorio y experimentaba con la comunicación entre especies, específicamente entre microorganismo, máquina y ser humano. Trataba el movimiento de las bacterias traducidas a pequeñas corrientes de energía eléctrica. Escuchas por otro lado, consistió en una selección de arte sonoro actual que incluía obras de varios artistas provenientes de Perú, India, Colombia, España, Italia, Canadá, Estados Unidos, México, Australia, Reino Unido, Estados Unidos, Francia y Bogotá.

Darién fue un instalación sonora que partía de un proyecto de investigación-creación del artista, el cual exploró desde diversas perspectivas (artística, ecológica y contemplativa) la selva del Darién a través de sonidos.

El Maravilloso Mundo de las Máquinas de Jacqueline Nova abarcaba tres momentos en los 11 años de actividad compositiva de una de las precursoras del arte sonoro en Colombia, en la cual pudo percibirse la integración de la aleatoriedad, los referentes de la música indígena, la evocación a la música popular, los medios electrónicos y la voz como instrumentos de la orquesta, a partir de ocho monitores por los que se escuchaban voces en contrapunto.

De dientes para afuera fue una instalación compuesta por 32 dientes hechos con cucharas y cuchillos de plástico; contenía aparatos sonoros y sensores que reaccionaban a la luz. Los sonidos, que variaban entre lo rítmico y lo caótico, expresaban una carga histórica, emocional y física porque invitaban a mirar de alguna manera dentro de la mente del artista.

Rarae Aves fue una exposición que evidenciaba la captura de señales en tiempo real de campos electromagnéticos y otras fuentes de sonidos inaudibles para el ser humano, a través de una antena ubicada en el espacio de audición (Lab3) y en la terraza del Museo. La obra brindaba la posibilidad de que los visitantes se hicieran conscientes de un patrón existente en la naturaleza, como lo es el de la radio natural.

4×10, Exploraciones Sonoras sobre el Tiempo se trató de una muestra que reunía diez proyectos de arte sonoro y música experimental de un grupo de artistas de Medellín, pensados a partir del concepto del tiempo en la música; invitaba a reflexionar sobre otros lenguajes de la creación contemporánea, así como del fortalecimiento de la escena local. Finalmente, la exposición que se encuentra actualmente en el museo se titula

Yarumo. Diálogos y Resonancias en esta se examinan las características físicas y metafísicas del sonido, así como sus cualidades terapéuticas. Se trata de una recopilación de datos de frecuencias de los árboles de yarumo, luego transformados a través de medios analógicos y electrónicos. Esta busca generar, a partir de la comunicación que el artista establece con los yarumos y por medio de vibraciones sonoras, sensaciones que permitan percibir o sentir, al tacto y al oído, la paz, belleza y energía armónica que estos árboles transmiten.